Crisis, ¿qué crisis?




Cuando me hablan de la crisis, suelo responder siempre lo mismo: “Yo llevo en crisis muchos años, y aquí estoy. Nunca me ha faltado de nada”.

El Señor siempre se ha ocupado de nosotros.
Y ha provisto, con generosidad.

Lo cual no quiere decir, que no sigamos en crisis, año tras año. Nuestra crisis económica llegó con la sexta hija, más o menos.
Entonces comprobamos que el dinero no se estiraba más, ni la tarjeta de crédito tampoco.

Pero también comprobamos que había Uno que lo sabía. Que sabía de nuestros apuros.
Y entonces, nos sentimos aliviados.

“Ni un solo pelo de vuestra cabeza se cae sin que mi Padre lo permita”.

“Buscad el reino de Dios y su justicia,
y todo lo demás se os dará por añadidura”.

Y esta Palabra se ha cumplido. Y se sigue cumpliendo en nosotros.



A mí me llega ropa nueva, de todas partes. Ya hasta me da apuro decir que no la necesito. Porque me parece que esa o aquella persona la ofrece con ilusión. Pero es cierto.
A veces voy a la parroquia con bolsas inmensas de ropa, para que allí las distribuyan.

Hace unos años, una amiga mía se acercó a casa con su furgoneta repleta de zapatos nuevos, de niña. Su cuñada, dueña de una zapatería,
se los dio porque la gente no pide zapatos de “temporada pasada”.
Había unas sesenta cajas. Una barbaridad.
Repartí, y aún así, todavía tengo zapatos de aquellos por casa.

Todas las navidades, no se sabe cómo
-bueno, sí se sabe. Son personas concretas, a las que el Señor toca el corazón-,
degustamos un par de jamones ibéricos.
Siempre hay alguien –que no es de nuestra familia- que piensa en nosotros.
Y aparece en casa, con el jamón bajo el brazo.

El año pasado, en las colonias de verano de las niñas, nos dieron cajas y cajas

de una crema para untar en pan, porque no les daba tiempo material de consumirla.
Faltaban días para que caducasen, pero congeladas, nos duraron varios meses.

Hasta ahora, siempre hemos tenido vacaciones inolvidables, con casas estupendas,
donde los niños han disfrutado muchísimo. Me acuerdo de una de la que decíamos:
“Si es que no hace falta ni salir de aquí. Ni hacer excursiones, si quiera.
Explorar esta casa, es la excursión”.
Y esta en concreto, tirada de precio. Debimos coger al propietario, en la hora tonta.

Incluso nos hemos ido de viaje varias veces, gracias a “regalos inesperados”.

Una vez nos tocó un viaje a Roma, para dos personas, con unas papeletas
de fin de curso de uno de nuestros hijos.
José Manuel siempre había dicho que le gustaría conocer Roma, y soñábamos
que cuando los niños fueran mayores… iríamos.
Lo veíamos imposible, dada nuestra situación económica.
Fue un regalo. Del de arriba.

Otra vez, la empresa donde trabaja mi marido obsequió a todos los empleados
con un fin de semana en una hospedería rural…
así que , allí, en Cáceres, nos plantamos.

Con todo esto, lo que quiero decir es que sí, la crisis existe,
pero Dios también. Así que, mucho ánimo.

Que la crisis está muy bien para comprobar que nosotros no lo podemos
todo en nuestras fuerzas. Que necesitamos mirar a lo alto.

Y que el Señor lo da todo gratis. Sin intereses.



Comentarios

  1. Es verdad Dios provee. Los que confían en Él nos les falta de nada. Feliz Día del Señor. La paz

    ResponderEliminar
  2. Cuanto mas damos a Dios y a los pobres mas recibimos. Más significa más. Las crisis son de santos. Yo soy una crisis. Pero en todo Dios provee. Mi vida es un signo vivo de esa provisión constante de Dios, aunque a veces me pongo yo por medio y creo que he hecho algo por ello.Qué va. Sé que todo es de El. Para El, Con El. Cuando tenia un hijo ganaba x, cuando dos, dos x, cuando tres ... pero llego la 4ª y ahi empezé a renquear. Con el 5ª tuve problemas graves, pero el 6ª y el 7ª son algo celestial. Pues sale todo de la nada que soy yo.

    ResponderEliminar
  3. Q CHuLi CuaNTa RazóN TieNeS, q BueNo eS DioS!..y CoN ToDoS!!!!
    1 besín:D

    ResponderEliminar
  4. Victoria me encanta,me encanta!!! cuando los niños eran pequeños fue así, las cunitas me llegaron de no se donde, depues las devolví, ropa los primeros 6 meses no compré puros regalos o donaciones (incluso me llegaban pañales y leche) durante años me llegaba ropa de mi hermana y asu vez yo le mandaba ropa a mi amiga la Koka(que tiene 8) y ella me decía lo mismo que tú, ahora vivimos lejos pero igual donde está siempre la ayudan. También vivimos en crisi amiga pero lo vamos sorteando gracias a Dios,Me ha encantado este post Victoria!!! que pena vivimos tan lejos te podría convidar tantas cosas, pero te comparto mi cariño y oraciones, besoss Gloria

    ResponderEliminar
  5. Gran post, totalmente de acuerdo contigo aunque muy pocas veces nos damos cuenta de lo que dices. Nos hemos acostumbrado a vivir rodeados de mil lujos insignificantes y ahora ya no podemos vivir sin ellos, igual hasta que en esta sociedad que vivimos no aprendamos a ser más humildes nunca alcanzaremos la verdadera felicidad.

    ResponderEliminar
  6. El ciento por uno cariño¡¡ en mi también se cumple a diario. Hasta me han regalado mi casa. Yo ya no puedo pedir nada más.

    Qué GRANDE es nuestro Amado, cómo nos mima¡¡¡

    Besitos.

    ResponderEliminar
  7. He tenido más de una experiencia parecida en momentos de enfermedad o difíciles. Tenemos que procurar que esas vivencias no se nos olviden, para saber valorar siempre lo que tenemos. Me encanta tu blog. Siempre que paso a visitarte es como recibir un soplo de aire fresco.

    ResponderEliminar
  8. Magnifico testimonio. Yo tambien experimento la ayuda de Dios constantemente

    ResponderEliminar
  9. Gracias a todos por vuestro cariño. Me satisface saber que no soy la única que ve el amor de Dios en las cosas de cada día. Gloria, tienes un corazón muy grande. Elige la vida, cuánto me alegro de que te sientas reconfortada en esta tu casa. Besos a todos.

    ResponderEliminar
  10. La verdad es que, cuando recien casado el sueldo me llegaba justo, despues del primer hijo el sueldo tambien me llegaba justo, con el segundo tambien y con el tercero tambien. Dios siempre me ha dado lo justo para vivir y ¿para que mas?.

    El Señor siempre me ha dado abundantemente la felicidad, en la abundancia material o en la precariedad siguo siendo feliz.

    Muchas veces el dinero nos hace míseros

    ResponderEliminar
  11. Me temo que no todo el mundo es tan afortunado.
    Me alegro por vosotros, pero hay gente que lo pasa muy mal.

    Besos.

    ResponderEliminar
  12. Toro, ya lo sé. Ya sé que hay gente que lo pasa muy mal. Precisamente por eso necesitamos mirar a lo alto. Necesitamos ver que el Señor también acompaña en el sufrimiento. Y que salva. Y que provee.
    Nada más lejos de mi intención que dar la sensación de que, a unos el Señor les ayuda, y a los otros, que se fastidien... No es eso. Todo tiene un sentido, el sufrimiento (llámese pérdida del trabajo, o de la casa, o no llegar a fin de mes...)también. Todo es para nuestra conversión. Para nuestra vuelta a Dios.
    Pero lo que nos falta a veces es ver al Señor actuando en la historia de cada uno, en medio de ese dolor o sufrimiento.
    Cuando vemos que el Señor no nos ha dejado solos, que a pesar de todo ha estado ahí, con poder sobre los acontecimientos, y sobre nuestras debilidades, entonces es cuando podemos darle gracias, y verle como Padre.
    Lo siento, no quería extenderme tanto.

    ResponderEliminar
  13. He donado muchas veces ropa a la iglesia para que la donen a gente que la necesite, y no era Dios el que se metió en mi cabeza.

    Hay gente que no cree en Dios que tiene buena voluntad, también deberías darle las gracias a esas personas.

    Muchos "mesías" paran a gente como yo por la calle para intentar hacerme creer en algo que soy incapaz y me insultan. No es agradable...

    Un cordial saludo aunque mis últimos comentarios parecen lo contrario, no es mi intención.

    Es más leo las entradas más por saber cómo piensas más para entenderos, pero hay cosas que me pueden demasiado.

    ResponderEliminar
  14. Misaoshi, la fe es un regalo de Dios. Nadie decide creer, y cree. Pero sí es cierto que hay que tener el deseo de buscar la verdad, y buscar...
    Siento que te hayan insultado por la calle, algunos "mesias" como tú dices... yo, al contrario, lo que he experimentado cuando he hablado con alguien desconocido sobre mi encuentro con Jesucristo, es que unos me escuchan, y otros, me desprecian... pero no importa. A Cristo también le despreciaron, y muchas cosas más...
    Muchas veces nos hacen falta "ojos nuevos, para ver", pensamos que Dios no se preocupa de nosotros -y no es cierto, la vida entera está empapada del amor que Dios nos tiene. Todas esas personas a las que dices que debería dar las gracias -se las di, no te quepa duda- son personas que, incluso sin ellas saberlo, siguen lo que Dios pone en sus corazones: Amar.
    EStamos hechos para amar, y sólo amando somos verdaderamente personas.

    ResponderEliminar
  15. El anónimo de antes, soy yo, Victoria, que he tenido un despiste y no he puesto el nombre.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Deja aquí tu comentario, nos enriquece a todos

Entradas populares de este blog

Una rara avis

La conversión de Narciso Yepes