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Mostrando entradas de julio, 2012

En tierra de nadie

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Por qué tengo miedo, si nada hay imposible para Ti. Por qué tengo miedo… si nada hay imposible para Ti. Nada hay imposible para ti. Nada hay imposible para ti. Llevo tarareando estos versos toda la mañana. ¿Por qué? Porque veo que algo falla, que algo no va bien, que yo personalmente, y José Manuel conmigo, no acabamos de creernos que hemos encontrado la piedra preciosa. Y que todo lo demás es basura. Nos falta la gracia. Nos falta Espíritu Santo. Y eso no se puede comprar, no hay ningún sitio donde puedas pedir “cuarto y mitad de Espíritu Santo”. Eso el Señor te lo da gratis, cuando Él quiere y en la medida en que Él quiera. Y sin Espíritu, imposible amar. Imposible entregarse, donarse. Imposible ser feliz. Entonces… qué hacer. Pues sencillamente, pedirlo con humildad. Pedir su santo Espíritu, a quien da la Vida con mayúsculas. Una vez visto el mal, sólo queda buscar el remedio. Yo sé que algo no va bien, y que de alguna manera se nos están yendo, sin tocarnos si quiera, t

Experimenté una gran paz, una certeza… “Dios estaba conmigo y yo no lo sabía”

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Lidia Troya Cáceres Autor: Victoria Luque Lidia, tienes 26 años y eres novicia, discípula del Divino Maestro, pero ¿cómo has llegado hasta aquí? ¿Cómo ha sido tu camino de fe? Jamás habría imaginado mi vida así, es decir (y según mi abuela), siendo “monja” pero, como dice la canción, “¡sorpresas te da la vida!” y algunas, muy gratas... Como toda joven que se cree dueña de su propia existencia, yo estudiaba y planificaba mi futuro. Creo que no es preciso aclarar qué clase de futuro: un buen puesto de trabajo, viajes, hijos... Mi mundo era el de las apariencias, ése en el que desgraciadamente se juega hoy la vida y que nos hace hombres y mujeres light . Un mundo en el que lo importante son los títulos académicos, el modelito que te pones, la marca del coche que conduces, etc, etc, etc, como si lo que poseemos y hacemos fuera lo que nos confiriese nuestra más profunda identidad. En este ambiente así de elevado no había lugar para un Dios humilde, que se abaja y despoja

Te seguiré adonde quiera que vayas

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Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla. Entonces se le acercó un escriba y le dijo: “Maestro, te seguiré adondequiera que vayas”. Jesús replicó: “Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del Hombre no tiene donde reclinar la cabeza” . Otro de los discípulos le dijo: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús replicó: “Sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos”. (Mt. 8, 18-22) (Evangelio 2 julio) Debía ser impactante ver y escuchar a Cristo Jesús por los caminos... debía ser sobrecogedora su mirada, me la imagino penetrante y tierna al tiempo, desgarradora su palabra, para aquellos que se sentían interpelados por Él... Jesús no dejaba a nadie indiferente.  Para bien o para mal removía conciencias, te colocaba en la tesitura de tu vida, o Dios o los ídolos. O tu vida entregada a ti mismo, o tu vida entregada al bien.  Muchas veces he pensado que si me hubieran dado la posibilidad de vivir en o