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Mostrando entradas de diciembre, 2016

Y puso su tienda entre nosotros

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En el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no la recibió. Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo. En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. Y el Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros, y hemos

La fe de una niña está en juego

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Almudena me ha sorprendido -y mucho- esta navidad. Almu esconde un corazón de oro y una mente despierta en ese cuerpecito que ya va espigándose, según pasan los meses -y los años-... digo que me ha sorprendido porque en su carta a los Reyes Magos ha pedido dos cosas, muy "simples", y no quiere nada más. Nada más y nada menos. Quiere: La paz del mundo y una mochila. Ahí queda eso. Ahora que se las apañen los Magos, que para eso tienen el poder y la sabiduría de Dios. La paz del mundo. Y cuando le pregunto que si no quiere otras cosas... me dice que no. Que quiere eso. Quiere que no haya guerras, que la gente no se muera por que le den un tiro o le estalle una bomba. Que vivamos en paz. Una niña de ocho años pide lo mismo que el Papa Francisco en la Misa de Navidad: " Paz a los hombres y a las mujeres de la martirizada Siria, donde demasiada sangre ha sido derramada. Sobre todo en la ciudad de Alepo, escenario, en las últimas semanas, de una de las batallas más at

Teresa de Calcuta y la Misericordia

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Los desahuciados, los abandonados, los leprosos, los moribundos, los niños solos, los enfermos de sida, las madres maltratadas, los refugiados, son objeto de los desvelos de las hermanas del sari blanco, repartidas en la actualidad por 123 países, en 610 misiones en todo el mundo. Apenas han pasado tres meses desde la canonización de la Madre Teresa de Calcuta -4 de septiembre de 2016-, y sin embargo es tiempo suficiente para hacer un breve análisis sobre lo que la figura de esta pequeña-gran mujer ha supuesto para la Iglesia y por ende, para toda la humanidad. Ya en la misa de Beatificación, celebrada por Juan Pablo II el 19 de octubre de 2013, el papa recordaba que Teresa de Calcuta “fue un signo del amor de Dios, de la presencia de Dios y de la compasión de Dios que recordaba la dignidad de cada hijo de Dios, creado para amar y ser amado”. Palabras sin duda, que nos llevan a ver al mismo Dios presente en cada gesto, caricia, esfuerzo o sacrificio realizados por Madre Teresa y

Místicos, Santos y Papas hablan sobre la Navidad

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Habría que desbrozar la Navidad y quitarle toda esa hojarasca que la envuelve, habría que atender a las enseñanzas de los santos, de los papas, de las personas comprometidas con el evangelio para descubrir lo que quieren decir –y a lo que nos invitan- las palabras “Dios con nosotros”. “El pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz; una luz ha brillado para los que vivían en tinieblas” profetizará Isaías refiriéndose a la venida del Mesías. Y qué sería de la humanidad si esta luz, este Verbo encarnado no hubiera venido a colocar su tienda entre nosotros... nos hiciste Señor para ti, y nuestra alma está inquieta hasta que descanse en ti, dirá Agustín de Hipona. En este sentido, este tiempo de navidad se vuelve tiempo oportuno, alto en el camino para una humanidad muchas veces desorientada, abatida, anonadada ante tantos acontecimientos para los que no tiene una respuesta que la haga entrar en la paz del corazón. AnnaCatalina Emmerich . Y queriendo desvelar el signi